Cultura cívica, muerta como Catrina
Por: Angélica Pérez, Daniel Flores, Alberto Pérez, Fernando Bonilla; estudiantes de la Universidad Anáhuac
Foto: CortesíaCada primero y 2 de noviembre, alrededor de la República Mexicana, se celebra el Día de Muertos, donde se conmemora a los amigos y seres queridos fallecidos con grandes y coloridas ofrendas, llenas de fotografías, alimentos, papel picado y las características flores de cempasúchil.
En la Ciudad de México, algunos grupos civiles, organizaciones privadas y municipios, como lo es Coyoacán, organizan una celebración en el centro del ayuntamiento para que todas las personas puedan disfrutar de una gran noche familiar; se realizan bailes, desfiles, presentaciones de música en vivo, al igual que se pueden admirar murales con catrines plasmados, los cuales avivan el brillo de la temporada, un dato curioso de esta celebración, es que se le da un sentido satírico y carismático a la figura de la muerte.
Siendo Coyoacán un lugar altamente rico en cultura y con tantas artesanías, restaurantes, iglesias y parques, es de esperarse que cada año se realice una fiesta memorable. Las preparaciones comienzan varias horas antes del anochecer. Esto para que, tanto la alcaldía como los dueños de los negocios, puedan prepararse para esperar a una cantidad anormal de gente. Este año, recibieron alrededor de 50,000 personas a comparación del 2021, debido al temor que aún se percibía por la pandemia del COVID-19.
El encargado de imagen urbana de la alcaldía de Coyoacán, junto con su equipo, hacen todo lo posible para que los ciudadanos tengan una agradable experiencia, organizando el evento, asegurándose que haya agua, que las banquetas y avenidas luzcan lo más limpias posibles, que exista personal paramédico y de seguridad para cualquier situación que se pueda presentar.
Sin embargo, a pesar de los grandes esfuerzos, es imposible que se cumplan estas labores, ya que, lamentablemente, la población carece de cultura cívica, debido a que desechan gran cantidad de residuos en las calles, provocando que para los barrenderos, las jornadas de trabajo sean más largas de lo habitual, terminando aproximadamente a las 2:00 de la mañana y comenzando a las 5:00 am para que cuando los demás turistas lleguen, esté todo recogido.
Asimismo, se llegan a observar algunas personas vagando en estado etílico, a pesar de ser una noche que usualmente se celebra en familia. Algunos llegan a dormir en las bancas o banquetas públicas de los parques, provocando que el público que se encuentra alrededor, sienta inseguridad, para lo cual, acuden a los oficiales presentes para que se encarguen del asunto.
Por otro lado, se pensaría que debido a la gran cantidad de visitantes en aquella noche, todos los negocios se verían altamente favorecidos con grandes ingresos, por ejemplo, las taquerías, heladerías y restaurantes, efectivamente tienen una gran clientela, empero, el Mercado Artesanal Mexicano, no es uno de los afortunados; uno esperaría que por la conmoción habría mejores ventas, pero realmente es todo lo contrario.
Los comerciantes internos expresan su molestia con la Dirección General del Desarrollo Económico, Tecnológico y Fomento al Empleo por las escasas regulaciones que existen frente al comercio ambulante, permitiéndoles establecerse, con un permiso especial en las calles, para vender sus productos, lo cual, no es favorable para los vendedores del mercado a pesar de las contadas visitas, es por esto que muchos de los negocios no abren la noche del Día de Muertos, ya que su clientela no es la misma a un fin de semana común.
Otro de los problemas que significa una incomodidad para los comerciantes, es la gran cantidad de basura y comida tirada en las calles, consideran que son acciones detestables y sin valores que tiene la sociedad mexicana; Silvana Cruz, vendedora del mercado artesanal, le pone nombre a ésta, llamándola “cultura fea”.
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