Generación Universitaria – EL UNIVERSAL

En un cierre de año que invitó a la reflexión y al festejo, el Instituto Ibero reunió a estudiantes, familias y docentes para celebrar su tradicional Posada Navideña. El evento marcó un momento significativo para la institución, que conmemora 15 años de trayectoria formativa en Prepa Ibero y el primer aniversario de Secundaria Ibero.

La celebración no sólo funcionó como un punto de encuentro, sino como un recordatorio del espíritu jesuita que impulsa a la comunidad: un modelo educativo que acompaña a las y los estudiantes a lo largo de un continuo formativo que va de la secundaria a la universidad, siempre bajo los valores de la consciencia, la compasión y el compromiso social.

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Además del aniversario, la posada representó el inicio oficial de una identidad unificada como Instituto Ibero. Para muchas familias, fue también una oportunidad para agradecer lo recibido durante el año y reencontrarse con amistades y docentes en una mañana cargada de calidez y sentido de pertenencia.

Actividades, música y participación familiar

La Asamblea de Familias —a través de la Escuela Participativa, modelo que integra iniciativas entre comunidad, estudiantes y familias— fue clave para dar vida a esta jornada. Su organización permitió que cada espacio se transformara en una invitación a convivir y agradecer.

Durante la mañana, las dinámicas de integración familiar se sumaron a presentaciones musicales del estudiantado, que llenaron el ambiente de celebración. También se realizó un bazar navideño con la participación de proyectos aliados como Vengan Esos Cinco, Brincando por Ti, Fundación Loyola, Kolijke y Metamormagia, quienes ofrecieron productos locales y artesanales en apoyo a causas sociales.

Un compromiso que trasciende las aulas

La posada reafirmó el compromiso central del Instituto Ibero: fortalecer espacios de participación que permitan construir comunidad desde el encuentro y la gratitud. Más que una celebración, el evento se convirtió en una declaración de identidad institucional y en un recordatorio de que la educación también ocurre en la convivencia y la solidaridad.

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Con este festejo, el Instituto Ibero cierra un ciclo y abre otro con una apuesta clara: seguir formando personas conscientes, competentes y compasivas, capaces de mirar a los demás y de actuar para transformar su entorno.