“Por ahora, es posible identificar la diferencia de un texto generado por un ser humano contra un texto generado por un sistema de inteligencia artificial”, declara Rosa Elizondo, vicepresidenta de Turnitin para América Latina y América del Norte.
Para Elizondo, en lugar de una posición de restringir el uso de las inteligencias artificiales en los centros educativos, la discusión debe estar más en cómo comprobar la adquisición de conocimientos.
“Lo que estamos escuchando por parte de las instituciones educativas y usuarios es que se está analizando cómo evaluar que el alumno adquirió realmente las habilidades y el conocimiento necesarios”, añade.
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Turnitin es una plataforma dirigida, principalmente, a escuelas y universidades, la cual cuenta con distintas herramientas que buscan desde detectar trabajos plagiados hasta ayudar a los estudiantes a mejorar su redacción.
Gradescope, por ejemplo, es un sistema en el que los docentes tienen la opción de crear y calificar trabajos y exámenes, “además de ejercicios de código de programación”.
Turnitin Similarity es un verificador de plagio robusto que se adapta a los flujos de trabajo existentes, se lee en la página oficial del sitio.
Evolución del plagio
Elizondo reconoce que, junto con el avance de las nuevas tecnologías, el plagio también ha evolucionado, desde el simple “cortar y pegar” hasta retribuir a un tercero para que realice un trabajo académico (trampa por contrato), pasando por aquellos desarrollos que generan todo tipo de escritos de manera automática.
“El texto ya no necesita ser creado por humanos, sino que se genera a través de todas estas infraestructuras (inteligencias artificiales) de las cuales se tienen diferentes versiones de manera recurrente”, precisa.
Con relación a la idea de que las alternativas antiplagio no avanzan al mismo ritmo que la IA, Elizondo manifiesta que Turnitin se apoya de una red de consejeros educativos a nivel internacional, compuesta por poco menos de 40 universidades de todas partes del mundo, incluidas algunas de México.
“Nos explican las necesidades que van surgiendo y ofrecen ideas a nuestro laboratorio de innovación, donde se están gestando todas estas soluciones para detectar la escritura que se genera a través de todas las herramientas de inteligencia artificial”, enfatiza.
La vicepresidenta expone que la compañía está a punto de lanzar una “previsualización” de su detector de escritura por IA.
“Tenemos datos que comprueban que más del 98 por ciento de la escritura creada por un sistema de IA es detectable”, anota.
Bases académicas
La vicepresidenta de Turnitin expresa que la firma comenzó por el emprendimiento de tres personas que estudiaban el doctorado en la Universidad de California en Berkeley, quienes justo se enfrentaban al desafío de cómo hacer colaborar más a sus estudiantes.
Retroalimentación, un elemento clave para mejorar el aprendizaje: Turnitin
Con más de 25 años de experiencia, Elizondo refiere que la tecnología fue evolucionando con la intención de apoyar a las instituciones en la identificación de trabajos no originales.
“Nuestra infraestructura puede detectar si se cambió el tamaño de la página, cuándo se creó el documento, quién es el autor del documento original…”, acota.
La presencia de la plataforma está en alrededor de 18 mil instituciones educativas, lo que incluye los 110 clientes en México, y su misión se puede resumir en reforzar sus sistemas de integridad académica.
“La integridad académica, al final del día, se traduce en ética profesional”, remata Elizondo.