El concepto de responsabilidad afectiva suele utilizarse al hablar de situaciones amorosas fallidas, particularmente cuando se evidencia que una de las partes involucradas causó daño a la otra persona sin medir las consecuencias. Pero, ¿sabemos qué abarca este concepto? o ¿realmente conocemos su significado?
De acuerdo con Mariana Gutiérrez Lara, académica de la Facultad de Psicología de la UNAM, el término se refiere “a la percepción que tienes o que puedes llegar a tener en relación al impacto que tienen tus palabras y tus actos en el otro; es decir, que lo que tú vas a decir va a tener una consecuencia en las emociones de la otra persona”.
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“Digamos que sería lo contrario a una postura egoísta totalmente centrada solamente en lo que a mi me importa o en lo que yo necesito”, explicó.
Asimismo señaló que históricamente las mujeres son más abiertas, lo cual permite que tengan mejor responsabilidad afectiva. Aunque, comentó que en fechas recientes los hombres comienzan a abrirse emocionalmente para mejorar cómo expresan lo que sienten y tener mejores relaciones.
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¿Qué necesito para ser responsable afectivamente?
Otra de las cuestiones que mencionó la especialista es que para ser responsable afectivamente es esencial tomar en cuenta los siguientes aspectos:
- Respeto: “a la otra persona, pero también a uno mismo”. Según comentó Gutiérrez Lara, es importante identificar si nuestras propias necesidades se están cumpliendo o si estamos permitiendo cosas que no nos gustan. Además, dijo que la comunicación asertiva es clave para solicitar a la otra persona información sobre lo que requiere.
- Honestidad y reciprocidad: es importante cuestionarnos si dentro de la relación encontramos lo que necesitamos o si poseemos las características que favorecen la comodidad de la otra persona. Para ello es importante la “auto observación” y por supuesto, la honestidad para hablarlo.
- Dialogar: en sí, para cumplir con los puntos anteriores es necesario “comunicación y escucha”. Asimismo, se requiere de “acuerdos y ajustes, cuyo objetivo es que cada uno sume al proyecto vital del otro”.
- Saber decir adiós: “en ocasiones lo más sano o beneficioso es separarse de manera respetuosa y saludable”, señaló la académica.
¿Puedo desarrollar la responsabilidad afectiva?
De acuerdo con la docente de la UNAM, la responsabilidad afectiva es una manera de comportarse, por lo tanto es posible aprender a desarrollarla e incluso mejorar con el tiempo y las experiencias.
Para ello sugiere trabajar en lo siguiente:
- Atender el buen trato personal: conocernos es importante. Además, debemos ser nuestra prioridad y reflexionar en qué momento estamos; así como “definir qué quiero, para qué lo quiero, cómo lo quiero”, indicó la experta de la UNAM.
- Vincularse con el otro para crecer en paralelo: este punto es importante “para complementarse”, más no “para llenar los vacíos de la otra persona o los míos”.
- “Aprender a observarme, a escucharme y dialogar”.
- Tolerancia a la frustración: plantearnos expectativas realistas y comprender que las cosas no siempre van a resultar como queremos.
- Estar al pendiente de mi salud mental: esto implica anteponer nuestro bienestar antes que las relaciones, es decir, si ya no estamos cómodos no tenemos porqué quedarnos.
- Amor propio
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¿Por qué es importante la responsabilidad afectiva?
Por otra parte, la docente explicó que en el amor es necesario tener responsabilidad afectiva. Aunado a eso, destacó que debemos evitar quedarnos en una relación que ya no es positiva para ninguna de las partes.
“Cuando tú realmente quieres a alguien, quieres que esa persona esté bien, aunque no esté contigo o aunque no sea a través de ti. Si tú estás mejor sin mí y yo realmente te quiero, te dejo ir, con todo lo que eso implica. Ser responsablemente afectivo también implica saber eso: continuar y procesar mi duelo”, aclaró.