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Cerrar la brecha de habilidades digitales en beneficio de las empresas y la fuerza laboral

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Empresas provenientes de todos los sectores, agencias gubernamentales, instituciones académicas y organizaciones sin fines de lucro están migrando con más frecuencia sus infraestructuras de TI a la nube. Una de las principales razones es la agilidad que ofrece a las organizaciones, permitiéndoles crear recursos de forma rápida e implementando cientos, o incluso, miles de servidores en minutos de acuerdo a las necesidades de cada compañía. Esto aunado a la reducción de costos relacionados con la adquisición y gestión de infraestructura, incentiva a las organizaciones a centrar sus recursos en el desarrollo de aplicaciones que las diferencien del resto y transformen positivamente la experiencia de los clientes y usuarios.

Esta reconfiguración impacta significativamente en el mercado laboral. Por una parte, la digitalización hace posible automatizar tareas rutinarias, ya sea administrativas u operativas, haciendo desaparecer un gran número de puestos de trabajo de habilidades básicas.

De forma simultánea, las empresas también están demandando talento con una combinación de conocimiento en tecnología y habilidades blandas como el pensamiento crítico, la resolución de problemas y la autogestión. Es ahí donde la falta de colaboradores con dichas capacidades se está convirtiendo en un reto para las empresas, al grado que, de acuerdo con Manpower, en México casi dos tercios (64%) de las organizaciones dice no tener las habilidades necesarias para implementar su estrategia de transformación digital y capitalizar el potencial de crecimiento.

Cuando analizamos la situación con perspectiva de género, esta se agrava aún más. Primero, a partir de la emergencia sanitaria, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) se dio a la tarea de clasificar los sectores de actividad económica según el riesgo que enfrentan de ser suspendidos, y determinó que más del 50% del empleo de las mujeres está en riesgo. Si a esto sumamos que una gran proporción de ellas desempeña empleos de baja especialización, la posibilidad de perder su trabajo aumenta. Adicional al hecho de que, en México solo 13.5% de las mujeres profesionistas son egresadas de carreras STEM, de acuerdo con el Instituto Mexicano para la Competitividad A.C. (IMCO).

A medida que aumente la adopción de la tecnología, 50% de todos los empleados necesitarán volver a formarse para 2025, según el Informe sobre el Futuro de los Empleos del Foro Económico Mundial. Lo que representa un reto enorme que requiere del compromiso de los distintos sectores y de un trabajo conjunto.

Eso nos ha llevado en asumir compromisos, como el que tenemos en AWS de la mano de Amazon de ayudar a 29 millones de personas en todo el mundo a desarrollar habilidades de computación en la nube para ese mismo año. Debemos ser conscientes de que para alcanzar esta meta es indispensable formar alianzas estratégicas con gobiernos estatales, locales e instituciones de educación superior para emprender diversas iniciativas de formación tecnológica juntos. Instituciones como la UNAM, ya ofrecen a su comunidad universitaria acceso a programas educativos que permiten obtener certificaciones reconocidas por la industria y empleos con funciones relacionadas con la nube.

Definitivamente, la tecnología tiene el potencial de transformar, no solo a las empresas, sino también la vida de las personas al poder acceder a trabajos más estables, mejor remunerados y que agreguen mayor valor a la economía.

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