En el artículo anterior establecimos que crear un buen perfil digital permite a cualquier experto en su área distinguirse de los demás. El controlar y pulir la mayor parte del cómo aparecemos en internet humaniza nuestro servicio, exhibe nuestro portafolio, nos acerca al público o cliente que buscamos, aumenta la confianza que tienen los demás en lo que hacemos y nos enlaza con otros profesionales de nuestro campo.
Ahora, sabiendo esto, ¿cuál es el primer paso para optimizar un perfil digital?
Lo primero, es estar conscientes de la imagen que ya hemos formado al día de hoy. Decir que gran parte de todo lo que somos y hemos hecho se encuentra guardada en algún rincón del internet no es exageración; se le llama huella digital y de acuerdo a la UNAM: “Es el rastro digital derivado de la interacción entre usuarios y las tecnologías digitales existentes, se genera cuando se utilizan los dispositivos y se accede a las aplicaciones…”.
Como lo dice su nombre, por huella digital hablamos de todos aquellos datos que dejamos en el internet. De forma involuntaria, pueden ser pequeños fragmentos de información utilizados para publicidad o estadísticas, como lo son el género, edad y ubicación. Por el contrario, si la dejamos de forma voluntaria, hablamos de publicaciones en redes sociales, cuentas en sitios web, comentarios, documentos, interacciones o cualquier otro tipo elemento que enviamos con pleno objetivo e intención. En conjunto, la huella digital es el principal indicador y el punto de inicio para evaluar nuestra imagen real en línea.
Como primero de dos ejercicios para hacer una breve revisión de nuestra huella digital, basta con recopilar todos los usuarios que recordemos haber hemos utilizado en redes sociales, cuentas u servicios en la web (iniciando por nuestro nombre) e ingresarlos a algún buscador en internet. Los resultados, si son atinados, mostrarán aquella información sobre nosotros a la cual es fácil de acceder; nuestra huella digital más inmediata.
Construir nuestro perfil digital: el primer paso para consolidarnos como profesionales de excelencia
Aunque hay formas más profundas y profesionales de explorar el rastro que dejamos en internet, el punto es analizar la impresión que estamos dejando en línea. ¿Son los resultados que vemos, lo que queremos que otros vean de nosotros? ¿Qué esperábamos encontrar? ¿Qué interacciones hicimos, que ya no recordábamos? A pesar de que lo olvidemos de un día a otro, la información que cedemos al utilizar cualquier aparato electrónico se mantiene siempre en la web. Y la mayoría de las veces, ya es imposible recuperarla y eliminarla por cuenta propia.
El segundo ejercicio es consultar nuestros perfiles en redes sociales y analizarlos también. ¿Qué es lo que buscamos con nuestras publicaciones? ¿Qué mensajes transmitimos a los demás? Seguramente, lo que publicamos y compartimos activamente es la parte de nuestra huella digital de la que tenemos mayor control. Por ello, pulirla siempre es una buena idea.
Lo que tenemos en este mismo momento, producto de los dos ejercicios anteriores, es nuestra imagen real en línea. Por supuesto, lo que buscamos de ahora en adelante es transformar lo que ya existe en nuestra imagen ideal.
La imagen ideal consta de lo que queremos ser y comunicar. Como individuos con distintas metas, sueños y objetivos, cada quien tiene un perfil único que quiere construir. Un chef, por ejemplo, podría buscar mostrarse como una persona carismática, cercana y cálida; vendiendo platillos a través de recetas, fotografía de productos y consejos culinarios. Por otro lado, un abogado podría buscar mostrarse como una persona seria, profesional y sabia; conectando con posibles clientes a través de explicaciones sobre leyes, consejos legales y asesorías personalizadas.
La imagen ideal yace en nuestro objetivo y en cómo nos visualizamos profesionalmente. No hay que olvidar nunca, sin embargo, que todos estos pequeños cambios no son para cambiar por completo nuestra identidad digital, sino para optimizarla. Buscar una imagen ideal no tiene por qué ser un asunto serio y automatizado, donde todos tienen los mismos pasos y estética para encajar en la comunidad. Después de todo, el punto es impulsar lo que somos, para llegar a ser todavía mejores frente a nuestro público.