Hace algunos meses Carlos Slim mencionó que las tesis debían desaparecer. Luego, AMLO en sus mañaneras cuestionó a las universidades sobre la difusión de la misma. Y finalmente, la ministra Jazmín Esquivel plagió su tesis, lo que provocó el despido de su asesora. Y entonces, ¿para qué hacer una tesis?
Vayamos a las palabras del propio Carlos Slim, pronunciadas en septiembre de 2020: “La otra cosa que debería cambiar en las universidades públicas que para mí ha sido sorpresa, desde hace ya varios años, es que en Estados Unidos estudian una carrera y acaban. Aquí, en México, estudias una carrera, tienes que hacer tesis y examen profesional. Es irreal”.
Quizás lo irreal recaería en tesis desligadas de las necesidades sociales, asesoradas sin ética, o plagiadas. Pero si seguimos la ruta pedagógica de un proyecto de tesis, ésta sería la culminación de estudios, que mostrarían el dominio teórico/metodológico de una disciplina.
Ahora bien, no podemos proseguir sin preguntarnos ¿qué es una tesis? De acuerdo con la Facultad de Ingeniería de la UNAM: “Es una proposición concreta de algún tema de interés del estudiante, generalmente relacionado con las materias de alguna disciplina de estudio de la carrera, que se plantea, analiza, verifica y concluye mediante un proceso de investigación, acorde con el nivel de estudios de quien lo presenta”.
En algunas universidades es la única opción de titulación, pero en otras se han ampliado las posibilidades a cursos, extensión de conocimientos o examen. Ante esta amplitud, vuelve la pregunta: ¿para qué hacer una tesis?
Además de lo expuesto anteriormente, permite a la persona adquirir orden simbólico en su mente para estructurar y exponer ideas. Esto le ayudará a lo largo de toda su carrera profesional: para investigar y proponer proyectos, estructurar tiempos, organizarse en sus actividades. Inclusive se desarrollan habilidades blandas y psico emocionales.
Plagio de tesis: ¿es fácil hacerlo, es responsabilidad del asesor?
Pensemos en que el estudiante tiene que plantear un problema y trazar el camino teórico/metodológico para resolverlo. Una vez que termina lo presenta ante un jurado, ante lo cual hay retos de cabildeo y negociación de sus ideas. Algo que pomposamente hoy se denomina: “pensamiento estratégico” o “mindset de innovación”.
Ahora bien, de acuerdo con la UNAM: “una tesis realiza una aportación, recopilación o experimentación de un conocimiento, tema o disciplina específica, dentro de una carrera profesional (…) y como consecuencia, da seguridad de que también se puede elaborar un trabajo profesional”.
Sin embargo, para que el trabajo de hacer una tesis tenga sentido, también las universidades tienen ante sí mismas un enorme reto, pues resulta preciso que los perfiles que impartan materias en sus áreas teórico/metodológicas, posean experiencia en este ámbito, así como la didáctica necesaria para transmitir los conocimientos.
Dentro de los estudios que hemos hecho en Tesicafé (uno de ellos próximo a publicarse, bajo el apoyo de la Universidad Simón Bolívar), hemos hallado que las y los tesistas a) no hallan sentido para hacer una tesis, b) encuentran poca revisión de sus asesores, c) o sienten que no podrán escribir, debido a los sesgos académicos que arrastran. Ante esto, nos parece necesario fortalecer el área pedagógica y de docencia en las materias ligadas al mundo de la tesis.
Aún más, ¿qué sentido tiene hacer una tesis actualmente? Y la respuesta es clara: nos permite aportar estudios para sustentar ideas por parte de tomadores de decisiones, o especializar a personas para que posteriormente materialicen sus proyectos. Sin dejar de considerar la formación de posibles investigadores, tanto para sector público, privado e inclusive en movimientos sociales. Además de hacer patente la responsabilidad social que uno asume cuando ingresa a la formación universitaria.
Podemos enunciar diversos ejemplos: el autódromo Hermanos Rodríguez fue fruto de un proyecto de tesis, la escuela de periodismo para niñas y niños con incidencia en Iberoamerica, o proyectos como Ciérrale a la Brecha tienen también sustento en tesis.
No obstante, las instituciones también necesitan actualizar sus protocolos para que se favorezca la relación entre las tesis y los campos profesionales. Mediante alianzas y apertura hacia temas globales que se están discutiendo en distintas universidades, y que, por supuesto, no dejen de lado el compromiso social. Toda vez que, de acuerdo con Tesicafé, otra de las respuestas frecuentes es que el o la tesista encuentra poca aplicación de sus ideas en el ejercicio profesional.
Aún más, hoy temas como la inteligencia artificial, el metaverso, Big Data, gamificación o ciencia de datos, nos invitan a reflexionarles críticamente; para aportar soluciones a los campos sociales, culturales, políticos, económicos, legales, científicos y pedagógicos
Finalmente, necesitamos re pensar la labor de la tesis como una herramienta vinculante entre la sociedad y los estudiantes. Sin dejar de lado su performatividad; o en otras palabras, su capacidad de incidencia, acción y transformación.