Almas en vuelo, entre fronteras y sin retorno, mejor conocidas como personas refugiadas. También se utilizan términos como “desarraigados” o “migrantes” para describir a las millones de voces y rostros que representan la lucha en busca de resguardo y supervivencia ante guerras, persecuciones y conflictos en sus tierras natales.
ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, reportó en mayo de 2022 que ya son más de 100 millones de individuos desplazados en todo el mundo, una cifra actual y alarmante que representa más del 1% de la población internacional, y “a la que nunca debió de haberse llegado”, resalta el organismo.
Sin importar quiénes sean o de dónde provienen, todas los migrantes merecen un trato digno, un entorno seguro y el derecho a la protección. De ahí la importancia del Día Mundial de los Refugiados, conmemorado el 20 de junio de cada año, para enaltecer su resiliencia ante circunstancias que los han obligado a escapar de sus hogares para, eventualmente, alcanzar la reconstrucción de sus vidas.
La tendencia global va más allá de las crisis actuales que involucran a las grandes potencias y presentan un auge exponencial en los diferentes medios de comunicación. Tal es el caso del conflicto entre Rusia y Ucrania que ha desatado una ola de desplazamientos hacia distintas naciones de Europa como Rumania, Polonia y Moldavia, abriendo los ojos, una vez más, sobre la existencia de los refugiados.
Sin embargo, uno se cuestiona el por qué surge una respuesta mediática masiva y con dignidad humana ante una problemática latente desde hace décadas. Por eso no es de extrañar la indignación y reproche por parte de los refugiados sirios hacia la indiferencia de la Unión Europea y las restricciones impuestas que terminaron por descartar las solicitudes de asilo.
Pongamos por caso las declaraciones, en este 2022, de un refugiado sirio a la Agencia de noticias EFE. Al exponer su caso y el de sus compatriotas, resalta que han permanecido 13 años en Líbano tras la detonación de la guerra en Siria, habitando en tiendas de campaña y en condiciones de pobreza extrema.
“Desafortunadamente todos los países nos cerraron la puerta en la cara (…) si comparamos, Ucrania ha estado en guerra unos días y todos los países les han abierto las puerta, incluso países árabes. ¿Ellos son humanos y nosotros no?”, exaltó.
Datos oficiales de la ONU señalan que tras más de 11 años de conflicto, alrededor de la mitad de la población siria ha tenido que abandonar sus hogares, siendo uno de los conflictos que ha provocado un número mayor de desplazamiento en los últimos años. “Se estima que alrededor de 5 millones de personas se han refugiado en otros países y 6 millones se han desplazado dentro del territorio sirio”, apunta la ONU.
La diferencia de trato por parte de múltiples naciones hacia los desplazados por contextos adversos -como lo son Siria y Afganistán– ha puesto de manifiesto un sentido de xenofobia y discriminación que imposibilita la consolidación de una vida digna y próspera para ellos.
Por tanto, este Día Mundial de los Refugiados debemos reflexionar que las personas forzadas a huir de sus lugares de origen provienen de diferentes partes del mundo y la búsqueda de protección es un derecho humano que no se debe negar.
La conmemoración de este 20 de junio debe reforzar la empatía entre la población: llevar a las personas a mantenerse más informadas sobre la problemática, a encontrar diferentes maneras de apoyo y movilizar la voluntad política para atender a los desplazados de forma equitativa.