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La batalla constante contra el robo de identidad

La batalla constante contra el robo de identidad

Foto: Pixabay

El robo de identidad no es un problema moderno; siempre ha habido estafadores que usan datos personales como tu nombre, número de seguro social, tarjetas de crédito y otra información que les ayude.

Gracias a los avances tecnológicos, los trámites legales y transacciones bancarias que se realizan a través de medios digitales se han vuelto un procedimiento cotidiano para millones de personas en todo el mundo.

Las facilidades del e-commerce y su crecimiento durante la pandemia son un ejemplo de las grandes ventajas que ha traído consigo las transacciones de información y monetarias que se realizan de manera digital.

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Sin embargo, un gran número de estafadores ha logrado adaptarse al robo de información personal a través del medio digital, ya sea generando copias virtuales de dispositivos, accediendo a sistemas de datos o invadiendo dispositivos de manera remota, por ejemplo.

De acuerdo a The Identity Theft Research Center, en su reporte anual del 2021, se presentaron estadísticas alarmantes respecto al robo de identidad en Estados Unidos.

Entre ellos destaca que tan solo en 2021 hubo un incremento del 68% en información comprometida a comparación de 2020. Otro dato considerable es que el FBI reportó un récord de 847,376 denuncias de delitos cibernéticos, un aumento del 7% con respecto a 2020.

Según sus proyecciones, se espera que para el reporte del próximo año estos números aumenten.

Conocer este tipo de datos y los distintos riesgos que trae consigo el exponer nuestra información electrónica puede hacer que caigamos en un rechazo a la utilización de tecnología.

No obstante, hay que caer en cuenta que actualmente o hace 40 años, siempre ha habido personas que buscan aprovecharse de los recursos ajenos mediante el fraude.

En su momento, las primeras iteraciones de documentos oficiales y comprobantes en papel también debieron tener las mismas brechas de seguridad. No fue hasta el paso de los años, y gracias a la tecnología, que se fueron creando y perfeccionando métodos para frenar a los estafadores.

Es por eso que hoy en día existen métodos de autenticación que nos ayudan a mantener nuestros datos personales más seguros, como un token móvil o digital, y existe mayor seguridad en las transacciones digitales gracias al blockchain, por ejemplo.

Lo que hay que dimensionar es que este problema no desaparecerá, independientemente de los métodos o la época en que nos encontremos. Tenemos el infortunio de tener que lidiar con ello, pero no por eso debemos desanimarnos o tener miedo a utilizar todos los servicios que se nos facilitan la vida.

Teniendo esto en cuenta, me gustaría invitar a los lectores a recurrir al método más efectivo: mantenerse informados, conectados y en cooperación constante. Esto nos permitirá avanzar hacia un futuro con menos riesgo de robo de identidad y fraudes electrónicos.

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