Regateo a artesanos
Por: Valeria Berumen Gutiérrez, estudiante del Tecnológico de Monterrey
Foto: PixabayDe acuerdo con el diccionario de Oxford, el verbo regatear significa “discutir el comprador y el vendedor el precio de una mercancía o un producto, intentando el comprador que este sea lo más bajo posible.” Creo que el día de hoy todos conocemos el significado de regateo o incluso lo hemos presenciado.
Muchas de estas veces lo vemos en práctica cuando se está haciendo un negocio de compra/venta, en especial cuando se está comprando trabajo artesanal. Antes de empezar, también tenemos que definir qué se entiende por “artesano”. Un artesano es una persona que realiza objetos de manera manual siguiendo técnicas tradicionales. Este trabajo implica una trayectoria de años para poder practicar y dominar la técnica usada.
Estos objetos son conocidos como artesanías y pueden estar hechos de diferentes materiales además de estar inspirados en la cultura de su lugar de origen. Estas artesanías se encuentran comúnmente en mercados o incluso en puestos ambulantes.
Ahora sí, ¿por qué estamos hablando de regateo del trabajo artesanal? Esta práctica se debe a que en México (y en muchos países más) el trabajo artesano no es valorado correctamente.
Muchas personas que practican el regateo no tienen en cuenta la producción de la pieza que se quiere comprar. Esta producción puede implicar la obtención de las materias primas aparte del tejido, corte, tallado, pulido, pintado y secado de las piezas. El tiempo de producción puede ir desde horas hasta años dependiendo de las piezas. Todo esto y más es lo que está detrás de una sola artesanía.
El arte del tejido ancestral en México tiene sus orígenes miles de años atrás. En diferentes culturas de nuestro país, se tienen los dioses de los tejidos y textiles, a los cuales se les consagraban todos los trabajos textiles del lugar. Dependiendo del lugar, se fueron desarrollando y perfeccionando diferentes técnicas de tejidos, teñidos y patrones. Estos conocimientos han sido pasados de generación en generación hasta el día de hoy.
Es común encontrar a la venta diferentes trabajos textiles como ropa, bordados y tejidos en diferentes partes de nuestro país pero, ¿realmente estamos conscientes del arduo trabajo que estos implican? La materia prima que se usa va desde lana natural que se tiene que cortar, lavar, teñir e hilar. Sólo este proceso puede tomar días e incluso semanas en completarse. Cuando se utilizan estos hilos en los telares, el producto final puede tardar desde días, semanas e incluso meses en completarse. Ahora ya no se ve tan simple, ¿o sí?
Una de las artesanías más icónicas de México es el alebrije. Estos nacieron en un rincón del mercado de La Merced, dentro de la mente de un artesano cartonero llamado Pedro Linares. Él mismo narró que la idea de los alebrijes vino a él en sueños y decidió hacer sus sueños realidad. Estas artesanías tomaron fama rápidamente y fueron reproducidas en diferentes rincones del país, tomando gran fuerza en el estado de Oaxaca.
Muchos de los alebrijes hoy en día están hechos de papel maché (como los originales) y se caracterizan por ser baratos. Pero, es en pueblos como San Martín Tilcajete en Oaxaca donde otra técnica de alebrijes nació. Es aquí donde los alebrijes están hechos de madera de copal, la cual es tallada y dejada a secar naturalmente por semanas e incluso meses. Los encargados de la pintura tardan mínimo 6 años para desarrollar y perfeccionar la técnica de la pintura colorida de los patrones característicos de los alebrijes.
El proceso completo desde cortar la madera hasta que una sola pieza salga a la venta, puede tardar años meses e incluso años dependiendo de la complejidad de esta. Existen talleres como el de Jacobo y María Ángeles en San Martín Tilcajete que ofrecen visitas e intentan generar conciencia en los demás sobre el trabajo que implica producir los alebrijes.
Por varios años se ha cuestionado cómo se calcula el verdadero valor de una artesanía, hasta que se diseñó la siguiente fórmula: Costo de los Materiales + Mano de obra + Gastos + Beneficio = Precio de Venta al Público. Siguiendo esta fórmula honestamente, podemos obtener precios desde cientos a millones de pesos.
Y si ya sabemos cómo funciona, ¿por qué seguimos regateando? ¿Por qué se sigue considerando el trabajo artesanal como informal y por ende, menor? ¿Cuándo se dejó de apreciar el trabajo artesanal? Tenemos que seguir cuestionando nuestras conductas de consumo y pararlas si ponen en peligro el trabajo artesanal.
Se tiene que volver a apreciar el trabajo de millones de mexicanos que dedican su vida a un arte y siguen construyendo la cultura de nuestro país.
Este artículo fue publicado el viernes 26 de agosto de 2022 en El Rayo, el periódico estudiantil de los alumnos del Tecnológico de Monterrey. Si quieres leer más artículos, ingresa aquí.
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