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4 maneras en las que dormir mejora tu rendimiento físico, según la ciencia

4 maneras en las que dormir mejora tu rendimiento físico, según la ciencia

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Cuando pensamos en lo que hace grandes a los atletas, pocos pensaríamos que el sueño podría desempeñar un papel importante. Pero muchos de los mejores atletas del mundo dicen que el sueño es una parte esencial de su rutina de entrenamiento y clave para ayudarlos a tener un buen desempeño.

Serena Williams, por ejemplo, se esfuerza por dormir ocho horas cada noche. La estrella de la NBA, LeBron James, apunta a entre ocho y diez horas por noche, mientras que la leyenda de la NFL, Tom Brady, dice que se acuesta temprano y duerme al menos nueve horas.

No es de extrañar, ya que el sueño juega un papel clave en el metabolismo, el crecimiento y la reparación de tejidos (como nuestros músculos), y asegura que la memoria, el tiempo de reacción y la toma de decisiones funcionen de manera óptima.

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Todos estos procesos impactan en el rendimiento deportivo.

Pero no son solo los atletas cuyo rendimiento atlético puede beneficiarse de un sueño adecuado. Incluso los aficionados al gimnasio pueden maximizar los beneficios del ejercicio para su estado físico y su salud durmiendo lo suficiente cada noche.

Estas son solo algunas de las formas en las que el sueño beneficia tu estado físico:

1. Capacidad aeróbica

El ejercicio es excelente para mejorar el rendimiento aeróbico. Mejora tanto la capacidad aeróbica (poder correr o andar en bicicleta más rápido con una carga más pesada) como la eficiencia (lo que significa que tu cuerpo requiere menos oxígeno para correr o andar en bicicleta al mismo ritmo).

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Un factor que contribuye a mejorar la aptitud aeróbica es la función de las mitocondrias del cuerpo. Las mitocondrias son pequeñas estructuras dentro de las células de los músculos que son responsables de crear la energía que el músculo requiere durante el ejercicio.

La investigación muestra que dormir mal (dormir solo cuatro horas por noche durante cinco noches) puede reducir la función de las mitocondrias en participantes sanos. Se demostró que el entrenamiento de intervalos de alta intensidad alivia estas deficiencias a corto plazo (durante un período de cinco días).

Sin embargo, actualmente no está claro cómo estos impedimentos influirían en las adaptaciones al ejercicio a largo plazo, por lo que es mejor dormir bien por la noche si uno de tus objetivos es mejorar la condición física aeróbica.

2. Crecimiento muscular

Dormir también es importante si buscas desarrollar fuerza o músculo.

El crecimiento muscular se produce cuando se añaden nuevas proteínas a la estructura muscular, un proceso conocido como «síntesis de proteínas musculares». Este proceso es estimulado por el ejercicio y la ingesta de alimentos (específicamente proteínas), y puede durar al menos 24 horas después de un entrenamiento.

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Serena Williams se esfuerza por dormir ocho horas cada noche.

Investigaciones muestran que incluso unas pocas noches de sueño insuficiente reducen la respuesta de la síntesis de proteínas musculares a la ingesta de nutrientes. Esto sugiere que la falta de sueño puede dificultar que el cuerpo desarrolle músculo.

3. Hormonas anabólicas

Las hormonas actúan como mensajeros químicos que contribuyen a una variedad de funciones en todo el cuerpo, como el crecimiento y desarrollo de los tejidos. Las hormonas que intervienen en estos procesos de construcción pueden denominarse hormonas «anabólicas».

Dos hormonas anabólicas, la testosterona y la hormona del crecimiento, que se liberan durante el sueño, también pueden ser importantes para la recuperación y la adaptación al ejercicio.

Estas hormonas tienen múltiples funciones en el cuerpo y están relacionadas con una mejor composición corporal (menos grasa corporal y mayor masa muscular). Una mayor cantidad de masa muscular y menos grasa corporal puede ser beneficiosa para el ejercicio y la salud.

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Cuando el sueño se restringe a solo cinco horas por noche (similar a la cantidad de sueño que muchos adultos que trabajan), los niveles de testosterona se reducen en hombres jóvenes sanos. La restricción del sueño de una duración similar también altera la liberación de la hormona del crecimiento durante el sueño.

Si bien se necesita más investigación, existe la posibilidad de que estas hormonas desempeñen un papel en la mediación de la relación entre el sueño y el estado físico, debido a su vínculo con una mejor composición corporal.

4. Recarga después del ejercicio

El ejercicio a menudo utiliza glucosa (azúcar) como fuente de combustible. Los músculos almacenan la glucosa de los alimentos que comemos en forma de glucógeno para satisfacer las demandas del ejercicio.

Reponer las reservas de glucógeno después del ejercicio es una parte clave del proceso de recuperación. Puede tomar hasta 24 horas para reponer completamente las reservas, con la ingesta correcta de nutrientes. La hormona insulina puede ser necesaria para que los músculos absorban glucosa para producir glucógeno.

Numerosos estudios muestran que la falta de sueño reduce la eficacia de la insulina. Esto podría afectar la capacidad del cuerpo para reemplazar las reservas de glucógeno, con un estudio que reveló una reducción de las reservas de glucógeno muscular después de una noche de privación del sueño.

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Las reservas de glucógeno agotadas pueden afectar el rendimiento del ejercicio posterior a corto y largo plazo, por lo que es importante asegurarse de que las reservas de glucógeno se repongan después del ejercicio.

Cómo dormir bien

El sueño es claramente importante para tu estado físico, por lo que aquí te explicamos algunas maneras para asegurarte de dormir bien todas las noches:

Si estás tratando de mejorar tu estado físico, asegúrate de dormir lo suficiente y que el sueño sea de buena calidad; trata de dormir al menos de siete a nueve horas cada noche.

*Emma Sweeney es profesora de Ejercicio, Nutrición y Salud, de la Universidad Nottingham Trent en Reino Unido. Ian Walshe es profesor de Ciencias de la Salud y el Ejercicio, de la Universidad de Northumbria, en Newcastle, Reino Unido.

*Este artículo fue publicado en The Conversation y reproducido aquí bajo la licencia Creative Commons. Haz clic aquí para leer la versión original (en inglés).

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