Si Mary Nighy tiene alguna duda sobre la repercusión de su primer largometraje, Alice, Darling (traducido como «Alice, cariño»), solo necesita mirar sus cuentas de redes sociales.
La actriz y cineasta inglesa se ha visto inundada de mensajes directos en Instagram de personas que han visto la película y quieren compartir sus historias.
Según Nighy, esa ha sido la tónica general con este filme: «Incluso durante la edición, al compartir las primeras versiones de la película, vimos cómo se emocionaba la gente. En realidad, es bastante fuerte, conlleva una gran responsabilidad«.
En «Alice, cariño», Anna Kendrick interpreta a una mujer exitosa de 30 años atrapada en una relación emocionalmente abusiva con Simon, interpretado por el actor británico Charlie Carrick.
Kendrick ha sido elogiada por su interpretación de Alice, un personaje muy alejado de aquellos papeles por los que es más conocida en películas como Up In the Air («Amor sin Escalas») o Pitch Perfect («Notas perfectas»).
Nighy dice: «Lo que no sabía, cuando le ofrecí el papel, era que [el tema] era relevante para su propia vida«.
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Cuando el abuso no es físico
Durante la promoción de la película, Kendrick ha hablado sobre sus propias experiencias de estar en una relación emocionalmente abusiva. Fue esta percepción personal lo que la convirtió en la «persona adecuada» para Alice, explica la guionista del filme, Alanna Francis.
«Fue muy productivo para mí poder hablar con ella y evocar algunas de sus experiencias», dice la guionista, que a su vez se inspiró en su propia historia de una relación anterior.
Al igual que series de televisión como Bad Sisters («Hermanas hasta la muerte») de Sharon Horgan, la película examina una relación que es emocionalmente abusiva.
La organización benéfica de abuso doméstico Refuge describe este tipo de abuso como control coercitivo, «donde un perpetrador usa un patrón de comportamiento a lo largo del tiempo para ejercer poder y control sobre una pareja».
Sin embargo, en un borrador inicial del guion, Francis estuvo tentada de incluir una escena que mostraba evidencia de que Alice estaba siendo abusada físicamente.
«Si soy realmente honesta, ese borrador probablemente estuvo marcado por el temor a que la gente no entendiera. Cuando hablamos de eso, el equipo que me rodeaba dijo: ‘No, podemos hacer la versión sutil’, y todos se centraron totalmente en eso».
Nighy agrega: «Debido a que es una forma de abuso recientemente diagnosticada, entendida y comentada, creo que había una ansiedad sobre si podía ser la guía de la película o no. Y creo que puede serlo absolutamente».
Un diálogo clave en la película ocurre cuando las mejores amigas de Alice organizan una especie de intervención y se la llevan a un pequeño retiro.
«Pero él no me hace daño», dice Alice, mientras lucha por aceptar la verdad sobre su relación.
La realidad supera la ficción
Una portavoz de la organización benéfica Women’s Aid dice: «Las mujeres en relaciones abusivas no siempre son conscientes de que su relación no es sana, y las personas abusivas a menudo aíslan a su pareja de sus amigos y su red de apoyo, donde las conversaciones sobre las relaciones a menudo pueden ayudar a identificar cuándo las cosas no están bien».
«Historias como esta pueden llegar al público de una manera que nosotros no podemos y, aunque esto es ficticio, muchos de los comportamientos que vemos en la pantalla reflejan lo que las mujeres experimentan todos los días», agrega.
La película ha recibido críticas en gran parte positivas y otras no tanto.
Helen O’Hara, de la revista Empire, le dio cuatro estrellas:
«Este es un drama de combustión lenta, casi un thriller, sostenido por una actuación impecable de Kendrick y enfatizado por el giro silenciosamente monstruoso de Carrick, como un hombre que piensa que es completamente razonable.
«Pero en última instancia, es la calidez de [las amigas] Mosaku y Horn lo que perdura en la mente, como las mujeres que despiertan a Alice y la apoyan contra el espectro omnipresente de la violencia masculina».
Peter Bradshaw, del diario británico The Guardian, le dio tres estrellas: «Hay algunos momentos que te tienen en el borde del asiento e inflexiones tonales interesantemente sutiles, aunque la historia pasa tiempo en una trama secundaria artificial sobre una niña desaparecida, tiempo que podría haberse dedicado mejor a desarrollar la trama central del thriller».
La película se rodó durante 20 días en Toronto y las zonas rurales de Canadá, en medio de la pandemia.
Según Nighy, era el ambiente perfecto para filmar.
«El hecho de estar en un lugar muy rural en el que no había paparazzi lo hizo íntimo. Y creo que ayudó a la confianza entre todos los actores, los jefes de departamento y yo».
Dinámica de poder
En una entrevista con Tom Power para su podcast Q, Kendrick elogió a la directora por crear un ambiente seguro en el set: «Hubo días en los que los ensayos de cámara terminaron convirtiéndose en terapia de grupo. Probablemente fue la única vez que vi a la encantadora Mary decir: ‘Chicos, estamos aquí para filmar una película'».
Si bien la película obtuvo una calificación del 43% entre los fanáticos del cine en el portal especializado Rotten Tomatoes (aunque con menos de 50 calificaciones verificadas), Nighy siente que la reacción de la audiencia a la película desde que se estrenó en el Festival de Cine de Toronto el año pasado es una prueba de que la historia ha tocado una fibra sensible.
«Lo que me sorprendió es que muchos hombres se han expresado. Creo que se supone que siempre son mujeres», dice.
«Vale la pena que todos se cuestionen la dinámica de poder que emplean en sus relaciones, más allá de que sea una cosa heterosexual, hombre-mujer.
«La película pretende desconcertar un poco a la gente. Y plantear preguntas».
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