Uno de cada cuatro estudiantes (25%) requiere de algún tipo de apoyo emocional o psicológico. Esa cifra se incrementó a raíz de la pandemia pues, en años anteriores rondaba el 10%.
Ante esas estadísticas, hoy en día es más que necesario que las universidades enfrenten las diversas problemáticas de salud mental que tiene su alumnado.
Las iniciativas de este tipo no son del todo nuevas, por ejemplo, en 2013, la Universidad Tecmilenio creó el Instituto de Ciencias del Bienestar y la Felicidad (ICBF) con el objetivo de brindar a los alumnos las herramientas necesarias para establecer y desarrollar su propósito de vida.
Rosalinda Ballesteros Váldez, directora del ICBF, en entrevista con Generación Universitaria, platica sobre el aprendizaje alrededor del bienestar y las emociones positivas. Esto en el marco de la décima edición del seminario Wellbeing 360, realizado la semana pasada en la Ciudad de México.
¿por qué deberían interesarse las universidades en el bienestar emocional de las nuevas generaciones?
Desde hace más de 10 años observamos que la mayoría de las personas tienen niveles muy altos de ansiedad o depresión y necesitan algún tipo de ayuda psicológica.
También llama la atención las situaciones que ocurren en las redes sociales actuales. Ahí, las comparaciones físicas, entre otros temas, están afectando a grupos de todas las edades. Esto se incrementó con la pandemia.
Como sociedad, tratamos de replicar las condiciones que hacen que la vida tenga sentido. Hay quienes son optimistas y su pensamiento les permite adaptarse, ser resilientes… Sin embargo, no todos los humanos tenemos ese pensamiento de manera natural. Hay que entrenarse y aprender los mejores hábitos que abonen a nuestro bienestar.
En la actualidad, con relación a estos temas, ¿Cuál diría que es el reto más apremiante al que se enfrentan los jóvenes?
Definitivamente hay muchos retos. Un 25% de los menores de 18 años necesitan algún tipo de apoyo para poder reintegrarse a la socialización y a los procesos educativos de la manera adecuada. Estamos hablando de una cantidad que ha crecido. Antes de la pandemia el porcentaje se encontraba entre el 10% y 12%.
Es clara la necesidad de atender estos temas de manera inmediata. Te pongo un ejemplo muy claro: durante la pandemia, el número de personas que empezaron a descargar aplicaciones que tenían que ver con meditación, con control de peso y con hábitos del sueño, se incrementó exponencialmente. Millones de personas empezaron a bajar estas aplicaciones. Eso precisamente es evidencia de que existe una necesidad.
En ese sentido, Wellbeing 360, es un evento que inició hace varios años. Antes de la pandemia reunía entre mil 500 a 2 mil asistentes presenciales. Además, unas 10 mil personas nos veían en redes sociales. Durante la pandemia, el evento llegó a 45 mil registros de personas, de 80 países distintos. Eso muestra que se requiere de un apoyo psicológico masivo.
¿De qué manera estos recientes acontecimientos mundiales trastocaron la salud mental de los jóvenes?
El manejo de las emociones es muy importante. Sin embargo, observamos muy altos índices de ansiedad en la población de 18 a 25 años. Eso tenemos que atenderlo.
Toda la situación de la pandemia nos generó una perspectiva de miedo a lo desconocido. Los estudiantes no podían ponerle nombre a lo que sentían, eso finalmente derivó en ansiedad. Actualmente, estas situaciones se siguen presentando de manera creciente en los jóvenes de nuestro país.
¿Las universidades deben facilitar las herramientas para el bienestar de sus estudiantes?
Hay una tendencia mundial en cursos sobre felicidad y bienestar en las universidades. Harvard lo comenzó en 2008, 10 años después, en Yale se volvió viral la noticia de que el 25% de la universidad se inscribió en el curso sobre la felicidad de la doctora Laurie Santos, al que tituló “Psicología y Buena Vida”.
En Tecmilenio, ofrecemos el curso de “Principios de bienestar” para todos los estudiantes universitarios. La preocupación por atender este tipo de temáticas es parte de las herramientas que la universidad diseñó para sus alumnos.
En nuestro país, Tecmilenio impulsa estos programas. Sin embargo, existen muchas instituciones en otros países que desarrollan estos programas de bienestar dentro de las universidades, porque son habilidades para toda la vida.
Hay mucho trabajo por hacer. Algunas universidades ya lo han entendido y lo aplican como un recurso indispensable para sus estudiantes. Este es un tema que llegó para quedarse y las universidades tendrán que asumirlo como parte de lo que enseñarán en el largo plazo.
¿Cuáles son los riesgos de no abordar esta problemática en las universidades?
Tendremos más jóvenes con ansiedad y depresión. Habrá más problemáticas de relaciones interpersonales… Una vez que se gradúen de la universidad, esas problemáticas las trasladarán a los ambientes laborales y se generará un círculo vicioso.
Estamos a tiempo de actuar de manera preventiva en los jóvenes. Si se traslada a la etapa de adultos, esto tendrá un costo de salud pública mucho más elevado. Es importante, generar estas habilidades en los estudiantes y cambiar su perspectiva de vida. Por eso, en Wellbeing 360, invitamos a expertos mundiales. Tras el evento, el Instituto de Ciencias del Bienestar y la Felicidad pondrá a disposición de todos los jóvenes universitarios, y de la comunidad en general, todos los recursos y contenidos. Esto a través de la plataforma www.wellbeing360.com.mx.